El sociólogo pagano Maffesoli no ha entendido, opino, al bueno de Tolkien. Lo digo por dos motivos. El primero, y menos importante, porque lo compara con la oportunista escritora de Harry Potter. El segundo, porque sostiene que Tolkien, en su "El señor de los anillos", describe un relato en que se puede entrever una educación por rito iniciático. Tolkien, lo sabe mucha gente, era cristiano. Su gran obra, como la de su conocido C.S. Lewis, es una alegoría de la lucha entre el bien y el mal, una suma de metáforas que explican el universo tal como el cristianismo lo comprende. La misión de Frodo, dada por lo alto, o vocación personalísima, por usar un concepto más religioso, es una muy concreta. Y a ella se enfrenta con ayuda de los buenos, para no dejarse llevar por los malos. Así de simple, y de complejo. Pero supongo que, como él mismo dice, queda chic decir tonterías pseudointelectuales.
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