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Estoy leyendo un libro...

Leedlas, bien juntas, en el título.  Parecen ya palabras prohibidas, maldida sea. Dicen que los adolescentes están naturalmente atraídos por lo subversivo y contracultural. Raro será si apenas saben lo que es cultural y legal. Pero, sea como fuera, lo cierto es que parece bien verdadero que parecen estar dominados por el espíritu de contradicción de modo habitual.  ¡Vete tú si será esa la mejor manera de conseguir que lean! "Eh, jovenzulo, ¿te has enterado de que han prohibido leer Hamlet? Es un libro (¿qué será eso? habrá que ver si algún tiktoker o streamer o twitcher [?!] habla de ello). Lo escribió Shakespeare. Pues eso, que lo han prohibido".  Ya. Es muy mala ficción, esta.  Pero, a los padres y profesores que se quejan de que los adolescentes leen poco, preguntaríamos humildemente: ¿cuánto lees tú? Y también, ¿cuántas veces has hablado de un libro que estés leyendo de modo que a otro pueda intrigarle tu pasión hacia él? Ayer mismo me narraba un profesor el comentario de

Hijos y padres de la cultura: YouTube & Co.

Riquezas que empobrecen (Stefan Zweig)

Visual (Una imagen ¿vale más que mil palabras?)

¿Todo divertido a toda costa y en todo tiempo?

Palabros en desuso: pudor, modestia, honestidad y recato

Magia y matrimonio (e hijos)

Da lo mejor de ti... (concretar el amor)

La ilusión de los principios

Cerveza metafísica

Actos humanos ("El milagro del padre Stu")

Doctor Strange en el multiverso de Juan del Encina (Más vale trocar...)

Cyrano de Bergerac y las obligaciones y las pasiones

"Temed solamente a esto, (jóvenes)"

Rosas (y adolescentes)

La moneda del esfuerzo y sus dos caras (o por qué narices no me esfuerzo)

Los demás y la adolescencia (y la vida)