El avestruz y los cristianos

 El brillante artículo de Puigverd, "El avestruz y los cristianos", habla tan claro como puede. Me ha recordado lo que decía Chesterton con igual sorpresa al hablar del cristianismo perseguido de los primeros siglos. De repente, sin saberse cómo, se comenzó la persecución religiosa. Fueron los romanos, garantes de un derecho que aún hoy estudiamos, y que es considerado la tercera raíz del árbol europeo, con el judeocristianismo y la filosofía griega. Resulta extraño y hasta misterioso que el orden y gobierno establecido perdiera totalmente los papeles. Sin ningún motivo. Es el mal, que existe. O, como intentaba explicarlo un desalmado sin apenas pestañear a un curica en plena guerra civil: "Es el odio, ¿sabe?". Y con eso daba por zanjado el asunto. Tenía razón: es que el hombre no es perfecto y puede torcerse mucho. Quizá deberíamos mirarnos el ombligo antes de hacer preguntas a los demás.

Comentarios