¿El valor de tener valores?

Vamos a suponer un diálogo. Imaginemos que un padre y un hijo pequeñuelo, de primaria, ven el cartel del Barça. Son estadísticamente culés, conque conocen los colores de su equipo. El hijo, avispado, le pregunta: "Papi, ¿qué hacen dos pimientos pintados de blaugrana?". No se equivoque el lector: la respuesta del padre no será muy diferente si son castellanohablantes o si hablan catalán. No sé cómo se lo explicará el padre. A ver, una prueba comedidad: "Verás hijo: el Barça ha sido valiente... No se ha dejado intimidar...". "Ya", le cortará el hijo, "pero ¿qué tiene que ver eso con los pimientos?". "Pues, mira, hijo, que los pimientos se llaman "pebrots" en catalán, y la expresión "amb dos pebrots" significa "con valentía". "¿Ah, sí?". "Sí, es una imagen. Los pimientos, els pebrots, son los genitales masculinos, ¿sabes?". "No, papá, no sé...". "Ya, pues ya te lo explicarán en el cole"... En fin, que, sea en catalán o castellano, tendrá que explicar que el equipo de los valores, más aún, el que tiene el valor de tener valores, ha puesto en su camiseta una expresión -tenir dos pebrots o actuar amb dos pebrots- que, además de soez y barriobajera, es ciertamente machista, sexista y, sobre todo, desdice de la educación de la que no paran de hacer gala, con cierta razón. Madre mía. Ojalá el Barça remedie este desliz fruto de la emoción, y pida perdón por su patético ejemplo.

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