Es la pequeña diferencia...

Entre los jóvenes que practican el pillaje en Londres y los que avanzan tranquilamente, y en mayor número, hacia las JMJ. Unos roban, incluso a los heridos, y los otros se divierten sin provocar problemas. Fríamente: ¿no choca que tanto joven junto no necesite más que a sí mismo para controlarse? ¿Qué sucede? ¿No será que la juventud no es para todos igual? ¿No será que la Iglesia ofrece ciertos valores que hoy echamos en falta y que intentamos subsanar a base de control policial? Espero que las JMJ abran los ojos a ciertas personas. Hay otras maneras de divertirse. Eso ya sería algo útil.

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