La agresividad del mal

Nos hemos acostumbrado a que el mal campee por ahí sin mucha resistencia.
Por ahí significa: por el mail, por internet, por el móvil, por la calle, por los diarios, por los carteles...
Somos una sociedad -me incluyo- permisiva del mal. Unos borregos. Y algo hipócritas. 
Sí, hablo de muchos temas. Y mejor si me quedo en lo general.
Abres el mail y hay tres o cuatro spam sobre mi cuerpo y sus longitudes.
Hojeas el diario y puedes encontrar el alegato contra la prostitución  -falso e hipócrita como un Judas de plástico- seguido de dos páginas llenas de anuncios para carnívoros.
Escribes cualquier cosa en Google y te salen tipas en traje de nacer. Da igual qué pongas. Ahí están. "Pez", "pájaro" o "mlkjsdfn". 
Tiene uno un blog y le llegan mil comentarios del mismo tamaño al que me refería antes.
O Soundcloud, y seguidores que no te enseñan precisamente su cara. ¿Tan fea eres, chiquilla? ¿Tanto complejo tienes? 

-Exageras

No sé yo.

Y todo, sin comerlo ni beberlo: gratis, inopinado.
En fin: al mal tiempo, buen cara. 

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