La Iglesia y los tiempos que corren

Me ha sorprendido mucho el artículo de una página entera en el que, el día 23.IV, se dice que la Iglesia está quedándose en el pasado y que, parte del poco éxito que tiene hoy día, radica en que no promete un mundo mejor y no trabaja para él. ¡Otro que descubre la sopa de ajo!, me he dicho. ¡Como si el Papa fuera en busca del éxito humano! La Iglesia católica dice ser portadora y custodia de un mensaje que no puede cambiar. Si los tiempos no son cristianos, ya cambiarán: no es la Iglesia quien debe hacerlo. Al fin y al cabo, lo de aquí abajo tiene su fin, por bonito que sea, y hay que aprovechar el tiempo. Y quien dice lo contrario, miente. Y, de hecho, nadie mejor que la Iglesia ha defendido que sea bonito y bueno, y nuestro pasaporte para el más allá.
Sí puede darse un cambio en el lenguaje, de modo que todo el mundo entienda qué propone la Iglesia a la humanidad. Pero eso está claro que ya ha pasado: quienes la ven desfasada lo hacen porque comprenden cuál es su discurso. No sé: de muy lejos viene el intento por presentarla como vejestorio, y también el querer imponer desde fuera lo que debe decir. En catalán se dice de modo clarísimo: "qui no vulgui pols, que no vagi a l'era". Y que nos dejen en paz. Es que, como dice Chesterton, hay gente que dice estar harta de oír lo que en realidad nunca ha oído. Y, sin saber, habla.

Comentarios

Mateo García Lobato ha dicho que…
Me viene a la cabeza lo que se lee en "Jesús de Nazaret" ... en lugar de convertir las piedras en pan, los que intentaron crear un mundo "perfecto" sin Dios con el comunismo, convirtieron el pan en piedras...
Jose Quintano ha dicho que…
Así es. Y peor. Pero, ya se sabe: a río revuelto, ganancia de pescadores...