¿Creo que Dios no existe?

Así dice Artur Domoslawski, el biógrafo de Kapuscinski que entrevistó La Contra ayer mismo. Se define como creyente: creo que no existe. Es un tipo de creyente que, aunque ya existía, hacía tiempo que posaba en nuestros diarios. Lo malo es que puede llegar a confundir, por equiparación. No es lo mismo creer que algo existe que creer en alguien. Lo que dice, literalmente, es que aunque no tiene datos, tiene una creencia, que se funda él sabe dónde, para sostener que Dios no existe: alguien que sabe a ciencia cierta que Dios no existe se lo ha dicho. Y él lo cree. Esto nos ocurre a todos: yo no conocí a Napoleón, pero creo que existió. ¿Y la otra creencia, con la que puede liar? La más habitual. Yo tengo la suerte de ser creyente: creo en Dios. Es la diferencia entre creer que Guardiola existe y creer en Guardiola, creer que puede hacerlo bien, que es buen tipo: tener confianza. La fe no es un hecho puramente intelectual. Y es un regalo.

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