Nuestro siglo chic

Nuestro siglo y sus costumbres ultrachic no son un modelo especialmente bueno.
Sólo hace falta ver los resultados. Pero sucede una cosa peculiar. Así como es cierto que de los efectos negativos se da cuenta todo el mundo, no tanta gente se ve capacitada para actuar como esta situación requiere. Si no quieres que tus hijos acaben como los que ves por ahí, atrévete a educarlos de otra modo. Y aquí es donde no hay manera. Nos entra un apabullante complejo de vejestorios. O de gente de mentalidad obsoleta. O de padres antidemocráticos y dictatoriales. Tonterías y más tonterías. Fuera complejos.

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