Una propuesta educativa

Sencilla: que a partir de ahora importe más la verdad que otras cosas.
En los profesores: que sepan reconocer que hay cosas que no saben; que digan "hipótesis" en lugar de "cosa evidente"; que trabajen con vistas a la verdad, no a sí mismos; que corrijan a los alumnos cuando se equivoquen sin hacer dejaciones en sus obligaciones por un falso respeto a la libertad; que no desprecien la inteligencia y ganas de los alumnos, que no apabullen con su mal humor o cinismo...
En relación a los padres: que lo políticamente correcto no les prive de la realidad de quiénes son sus hijos en el colegio. Y que no se decore su comportamiento en casa. Que la honra y la fama dejen paso a la verdad. Que no se avergüencen de su hijo; que no se proyecten en su hijo; que reconozcan sus límites y fracasos como padres; que sepan que sus hijos se equivocan libremente y en ocasiones no podrán hacer nada.
Eso, entre otras cosas.

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