Hojas perennes

Ahora que el suelo está repleto de hojas muertas, es tiempo de
reflexionar brevemente sobre lo perecedero de la vida. Es un tópico
literario, porque es un tópico humano. Las hojas son metáforas de cada
uno de nosotros, que, enganchados ahora al árbol de la vida, pasarán a
la otra parte de la vida, la Vida, un día u otro. Bien. Me gustaría
saber quién fue el que pensó en esto por primera vez. Creo que hemos
perdido la capacidad de darle vueltas a la naturaleza para mirarnos en
ella.
Pero hay otra cosa que quiero considerar: las hojas perennes. Puedo
imaginarlo: el abuelo que explica a sus nietos que cada una de esas
hojas, que ahora alfombran el suelo de oro, ha estado enganchada a la
vida del árbol. ¡Cuál sería el asombro de quien se diera cuenta de que
no todas las hojas caen, de que las hay perennes! Es el contrapunto de
la metáfora que la naturaleza nos ofrece a cada paso: "non omnis
moriar", dijo el poeta: no moriré todo yo. Hay algo en mí que es
inmortal. ¿Por qué, si no, son los cirpreses los árboles que ponemos
en los cementerios, sino por ser de hoja perenne? La naturaleza nos
habla. Espero que no nos pille siempre con el whatsapp.

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