Los libros y el "entretenimiento edificante"

Lo reconozco: me he enganchado. Y no me da ninguna vergüenza. Me
quedan apenas 60 páginas para acabar "En lugar seguro" de Wallace
Stegner. A pesar de no tener mucho tiempo para leer, ayer le di un
buen empujón, con los parones correspondientes cuando venían a verme.
Y pensaba, sin mucha complicación, qué tiene el maldito libro (el
dichoso libro, de hecho) para coger tanto. Y la respuesta aparecía
obvia en mi mente: es bonito. Punto. Pero es que ayer la sorpresa fue
mayúscula al leer eso mismo en el propio libro. (Si no lo has leído,
querido lector, léelo. Lo encargas ya, y te lo lees de un tirón).
Sally, una mujer increíble, le dice a su marido Larry, escritor:
"Desde luego que puedes un gran arte con la felicidad y la bondad:
mira la Novena de Beethoven (nos reímos todos); mira a Fra Angelico.
Pero a la mayoría de los artistas -los escritores también, todos sois
iguales- les resulta más fácil atraer la atención con demostraciones
de maldad, traición, muerte y violencia."
Ya está, ¿verdad? Pues eso creía yo. Y no, porque luego, coge
carrerilla y añade la guinda al suculento pastel: "Oh, vamos, dijo
Charity. De verdad. El arte y la literatura tienen esas modas. ¿Por
qué no os limitáis a ignorar todo ese material en el que se concentran
tantos escritores modernos y escribís algo sobre un ser humano bueno,
amable, decente de verdad, que viva una vida normal en una comunidad
normal y se interese por las cosas -familia, niños, educación- que
interesan a la mayoría de gente corriente, un sano entretenimiento
"edificante"?"
No cito más trozos del libro porque quedaría feo, pero la cosa sigue y
sigue... Una maravilla.

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