San Silvestre y las narices

En Barcelona somos así de chulos. O de infantilmente laicistas, no sé. Ya no decimos Feliz Navidad. Ahora nos felicitamos con un Feliz Barcelona. Ni siquiera corremos la San Silvestre: preferimos sudar mientras atravesamos Barcelona -sin pasar por ninguna calle que lleve "san" o "santa" en su nombre- en la Carrera de las Narices. Somos así de originales y simpáticos. Así de idiotas. Yo iré a correr la Sant Silvestre de Riudellots, un pueblecillo de Girona, en que todavía no son tan originales. Y quizás me anime a ir a la de Sant Cugat (¡ese nombre! ¡apesta a cristianismo!), a la San Silvestre...

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