El matrimonio y la familia (y los negocios, y el circo...) según El País (post algo largo)

"Como toda institución jurídica, la del matrimonio también está sujeta a la evolución del tiempo: su forma puede cambiar sin que pierda su rango más esencial: la unión libre de dos personas en un proyecto de vida en común que, cualquiera que sea su sexo, merece la máxima protección legal del Estado. Contra los agoreros que tras la entrada en vigor de la ley de matrimonio homosexual anunciaron todos los males posibles sobre la familia, esta sigue siendo en sus diversas formas y encajes jurídicos lo que ha sido hasta ahora: un espacio de relación personal y de convivencia, a veces no exenta de tensiones, entre personas unidas por el afecto".

Ahí está un fragmento del editorial del País. Diario antidogmático, en principio (anti católico, en realidad). Pero que, en un solo párrafo -el citado-, da dos definiciones de lo más dogmáticas: matrimonio y familia. Y se queda tan pancho.

Vamos a desgranar brevemente algunas cosas, no sea que la tontería nos coma el cerebro. 

"Como toda institución jurídica"... El matrimonio no es sólo una institución jurídica. Ni principalmente. Y hay mucho que hablar sobre qué es una institución jurídica. Y sobre qué hace que algo sea jurídico. Y sobre si uno puede hacer lo que le venga en gana con una institución natural por el mero hecho de que haya una ley que lo diga. Las leyes están por debajo de la naturaleza. Por eso se puede juzgar a quien puso leyes injustas. Hitler, por ejemplo. ("¿Los comparas?". Sí, los comparo, que no equiparo. Ciertos hombres legalistas son como sus legisladores. Ciertamente). Es el peligro del positivismo jurídico. Que sea legal no significa que esa ley sea justa según parámetros más altos o no escritos. Habría que repasar al pagano Sófocles y su "Antígona", amigos. ¿O era católico? (Añado  abajo el fragmento al que me refiero. Ojalá, como Creonte, se rectifique pronto).

"Su forma puede cambiar sin que se cambio su rasgo más esencial". Quizás no sepa el que ha escrito el editorial que lo esencial no es más que una forma muy concreta. Si la cambias, cambia la esencia. El fútbol deja de ser eso y empieza a ser balonmano si cambias según qué de su forma. "Meter una pelota en una portería pasándola de unos a otros", esa es una definición tan chapucera de futbol como la que da el editorial de matrimonio: un saco en el que cabe todo. "Meter una pelota, etc...". Ya, pero ¿con qué la pasas? ¿En qué portería? ¿Con qué jugadores?  Lo que se cambia al pasar de "hombre y mujer" a "hombre y hombre" o "mujer y mujer" no es accidnetal, sino esencial. Se cambia la realidad. Y debería cambiarse la palabra. No se puede ser frívolo. Y el editorial sigue.

"su rango más esencial: la unión libre de dos personas en un proyecto de vida en común que, cualquiera que sea su sexo, merece la máxima protección legal del Estado". O sea, una aberración lógica, que añade el término definido dentro de la definición. En varias cosas:
   a. Defino el matrimonio para que quede como me da la gana , y luego digo que eso es lo más esencial. Y que siempre ha sido así. El matrimonio "cualquiera que sea su sexo". Ya. Eso nunca se ha entendido así. Por eso, desde el principio, se dice "Matri-monio". Madre. Femenino. Defensa de la madre. Por parte del padre, se entiende (y se lee en el derecho romano y anterior). "Cuestión de palabras", dice el insensato. En ellas nos lo jugamos casi todo. SI me llaman "gilipollas" no pienso "cuestión de palabras", sino que me están insultado realmente. Ejemplo claro donde los haya.
   b. "Merece la máxima protección del Estado". ¿Y eso es una ley? Vienen 8 jueces y la cambian. Y se acabó la máxima protección del estado. Además, ¿qué pinta el Estado en lo más esencial del matrimonio? (Léase el punto c. y luego vuélvase aquí: mi empresa merece la máxima protección del estado... o, perdón, Estado, con mayúscula...)
   c. No bromeo al decir esto que sigue ahora. Yo quedo con Paco, un amigo, en que vamos a subir el Everest. Eso lleva tiempo. Nos unimos en un proyecto de vida en común. Y ya estamos casados. Olé. ¿Que no es proyecto de vida en común? Por supuesto. En la cordada, mi vida dependerá de la suya. Yo la pondré en sus manos libremente. ¿Es mi marido? "Eso no es proyecto de vida". Pues claro que sí. Pero no es para siempre. Sólo hasta que lleguemos arriba. "Eso no es unión". Pues claro que sí: no hace falta que sea una unión física, ¿no? ¿O sí? ¿Depende todo de lo físico? Es lo que pasa cuando uno entra a saco en las definiciones y, alegremente, suelta una. Otro ejemplo de "matrimonio": me uno a Paco para crear una empresa. Es una unión libre de dos personas en un proyecto de vida en común que, lógicamente, no se da independientemente de su sexo, etc, etc. (Es que me parece fuerte la tontería que dice el editorial, caray.)

Pero ahora viene lo mejor.

"Contra los agoreros que tras la entrada en vigor de la ley de matrimonio homosexual anunciaron todos los males posibles sobre la familia, esta [la familia] sigue siendo en sus diversas formas y encajes jurídicos lo que ha sido hasta ahora: un espacio de relación personal y de convivencia, a veces no exenta de tensiones, entre personas unidas por el afecto".
Los males contra la familia... Bueno, si su definición de familia es la que da abajo, tranquilos.
Pero es que aquí va la definición de familia más surrealista que he visto en mi vida. Lo más aséptica posible y, por eso, lo más tonta que uno ha podido hacer. Un cajón donde cabe lo impensable. (Además del increíble "lo que ha sido hasta ahora", que ya hemos comentado.)
"Espacio de relación personal y de convivencia, a veces no exenta de tensiones, entre personas unidas por el afecto".
Como, por ejemplo, el Barça, el Madrid, el Albacete y el Rayo. Espacio de relación personal... ¡Madre mía!
Cabe también un circo, o al menos los dos o tres que se lleven bien entre ellos y estén ligados por el afecto. O una empresa. O un club de cartas. O de pipas. O de lectura. Ciertamente, se dan tensiones entre los lectores. Pero hay, indudablemente, afecto entre ellos. O quizás no. Quizás se juntan porque se odian... Se me escapa la risa.
Y cabe, por caber, hasta el programa nefastísimo: "El gran hermano".

¿Y por qué cabe tanta tontería tanto en matrimonio como en familia? Porque los define igual. Y porque no los define: no pone límites. No dice que es para siempre. Dice relación libre. Ni dice entre uno y una. Bueno, como mínimo excluye la poligamia. Aunque sin razón, para variar.

En fin, que de tontería en tontería avanza la humanidad. Eso decía Darwin.






"CREONTE.  
(Al guardián.) Tú puedes irte a dónde quieras, ya del peso de mi inculpación.  (Sale el guardián. ) pero tú (a Antígona) dime brevemente, sin extenderte; ¿sabías que estaba decretado no hacer esto? 

ANTÍGONA.  
Si, lo sabía: ¿cómo no iba a saberlo? Todo el mundo lo sabe. 
CREONTE.  
Y, así y todo, ¿te atreviste a pasar por encima de la ley? 
ANTÍGONA.  
No era Zeus quien me la había decretado, ni Dike, compañera de los dioses subterráneos, perfiló nunca entre los hombres leyes de este tipo. Y no creía yo que tus decretos tuvieran tanta fuerza como para permitir que solo un hombre pueda saltar por encima de las leyes no escritas, inmutables, de los dioses: su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron. No iba yo a atraerme el castigo de los dioses por temor a lo que pudiera pensar alguien: ya veía, ya, mi muerte –y cómo no?—, aunque tú no hubieses decretado nada; y, si muero antes de tiempo, yo digo que es ganancia: quien, como yo, entre tantos males vive, ¿no sale acaso ganando con su muerte? Y así, no es, no desgracia, para mi, tener este destino; y en cambio, si el cadáver de un hijo de mi madre estuviera insepulto y yo lo aguantara, entonces, eso si me sería doloroso; lo otro, en cambio, no me es doloroso: puede que a ti te parezca que obré como una loca, pero, poco mas o menos, es a un loco a quien doy cuenta de mi locura"

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