La Ilíada (lecciones VI)

Seguimos con La Ilíada. Al final de Canto IX se da una escena tremenda y aleccionadora. Agamenón, desesperado por una posible derrota inminente,  envía famosos guerreros a Aquiles para que vuelva a luchar. Pero no les hace caso.
De vuelta a Agamenón, le explican lo sucedido. Y encontramos unas palabras de Diómedes al mismísmo rey Agamenón: 
"Y cuando aparezca la bella Aurora de rosados dedos, reúne al pie de las naves los hombres y los carros, arenga a los guerreros y pelea tú en primera fila para dar ejemplo".
Son constantes las frases en que se muestra un sentido común aplastante y las bases de lo que, poniéndonos modernos y hasta pedantes, podríamos llamar educación para el liderazgo. El líder tiene que bajar a la trinchera: es necesario que sepa qué se cuece en la calle, y no sólo en los despachos: debe estar al pie de las naves. Además, va por delante. Arenga y anima a los demás porque está él ya animado. Y, después, los guía a la victoria. O a la derrota, que no se evita para sí, en caso de que venga inexorable. (Aunque eso de inexorable suene ya demasiado glorioso para una empresa... y sea sin embargo tan llano como lo inevitable.)

Antes de acabar, que piense cada uno en un campo tan concreto como el de la educación, en los momentos en que la cosa se pone dura. En el colegio y en casa. Toma.

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