¡Persigue al queso, buen hombre!

Para unos es, simplemente, la más estúpida de las competiciones.

A mí me parece que es otra manera de ver que no somo simples animales.
Me refiero a la competición de Gloucestershire llamada Cheese Rolling. Ahí adjunto un vídeo, desternillante: http://www.youtube.com/watch?v=_GdVnzDFyLg&sns=em.

No es, como pensarán algunos, sacar demasiadas consecuencias de una tontería, de modo forzado. Ni mucho menos. Otros dirán que es una animalada. Y estoy casi de acuerdo. Porque el hombre tiene de animal -en el sentido estricto- lo mismo que de asteroide: los elementos y las leyes físicas. Bien: y quizás algo más. Pero lo más propio del hombre -y se desprende de este video- es la libertad, el estar por encima de lo meramente físico o animal o biológico. Ya es notable el hecho de que a todo lo burdo que hacemos se le llame animalada: implica que no somos del todo simples bestias.

La persecución del queso rodante (por traducirlo de algún modo) es un evento totalmente humano. No digo yo que las obras de Shakespeare no lo sean, también. Y, en cierto sentido, más: hay una gradación en las obras, sí. Pero no dejan de ser humanas. Un simple animal no hará eso jamás:

-no quedará con amigos
-no se vestirá de animal, o con traje de nacer, disimulado con una leve ropita.
-no esperará a que den la salida.
-no irá a cazar un queso sin que le guste el queso siquiera

El juego aparentemente absurdo es una de las muestras más humanas que existen. Y sólo es absurdo en apariencia: porque hay racionalidad, hay normas, dentro de lo estúpido -festivo, debería decirse- que parecen, y son.

Por acabar en punta, se ve perfectamente la diferencia entre los hombres y las mujeres: abismal. La imprudencia, la valentía, la osadía, la pasionalidad... la andreía (en griego). Esa palabra que significa todo eso, y que tiene una raíz común con andrós, varón, hombre masculino. Casualidades.


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