Da lo mejor de ti... (concretar el amor)

Campaña —que tiene ya unos años— de la Obra Social de La Caixa que me ha gustado, y a la que vamos a dar alguna vuelta.

La foto y el titular hablan claro: "da lo mejor de ti". Y un pote que no es de puré, sino de amor. 
"Cuando damos alimentos para las familias que viven en situación de pobreza, también estamos dando lo mejor de nosotros: nuestro compromiso, nuestro amor, nuestra solidaridad".
Sorprende, en primer lugar, que se lancen a dar ese mensaje tan claro. No le llamo dogmático porque no soy imbécil. Me gusta: estamos volviendo —la sociedad entera— a llamar a las cosas por su nombre: lo mejor que tienes es tu amor, no tu dinero; tu compromiso, tu solidaridad. 

Dicen algunos que el mensaje de la Iglesia está pasado de moda. Lo cierto es que aquí se me brinda una ocasión que ni pintada para explicar que la caridad no es dar cuatro perras gordas, como decía aquel.
Dos cosas se podrían decir.

Primera: no es bueno separar amor de caridad. Sobre todo porque la caridad es uno de los tipos de amor de los que tradicionalmente se habla. Si se separa, queda una caridad monstruosa, egoísta, egocéntrica: lo contrario a lo que se quería. O sea, ¿que no se trata de dar sólo puré? Bueno, en teoría sí. Con eso basta para comer. Pero todos sabemos que el puré hecho o dado con cariño entra mejor. 
Conclusión: que se trata de dar a quien no tiene porque lo merecen, porque se les quiere, aunque no se les conozca. Se trata de darse; y no sólo de dar.

Recuerdo ahora la anécdota que contaba muchas veces San Josemaría para ilustrar esto. Se trataba de una joven mujer a la que atendían unas buenas religiosas. Un sacerdote —quién sabe si él mismo— la visitaba y le preguntó si estaba bien. La mujer respondió que sí, que la atendían bien, pero que «Aquí me tratan con caridad, pero mi madre me trataba con cariño". Ahí está la cosa. Se sobreentiende que las buenas monjas no tienen culpa de nada, por supuesto. Ya se sabe: madre, sólo hay una.
Todos hemos de ser algo madres de los demás, sin maternalismos tontaianas: contando con la libertad y responsabilidad de cada cual. Ese maternalismo es lo que se critica de la caridad vacía.


Y segunda cosa: el amor —la caridad y los otros tipos de amor— se tiene que concretar. La caridad genérica no existe. De ahí el pote de comida. Claro: se puede mirar todo con malos ojos y quedarse en que "es una campaña que va al corazoncito de los ciudadanos, para engañarles y decirles que hay que dar... Pero no: el hombre es un lobo para el hombre". Bueno, es una visión.

¿Y cómo se educa esto? Por connaturalidad: en familia, viendo unos cómo los otros dan y se dan.

Celebremos esta buena campaña, que nos deja pensar y hablar de estas cosas tan importantes.

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