Federer (o "Cuando no hay, se agradece que haya habido")


Fue ayer mismo. Roger Federer anunció en su web oficial y en sus redes sociales que no iba a representar a Suiza en los Juegos Olímpicos. (Como si nos importara, dicho rápido y mal, lo que le pasa a Suiza: Roger Federer representa -para muchos- al tenis mismo. Que sea suizo es un hecho accidental). Y no solamente eso, sino que dejará de participar en torneos hasta el 2017, porque prefiere recuperarse bien y jugar un par de años más. Bien. Esperemos que vuelva a lo grande, a lo Michael Jordan.

Quería destacar un hecho que el propio Federer señala en su escrito. No sé si lo ha redactado él o su gabinete de comunicación. Sea como sea, está muy bien hecho, me parece. Dice el texto que esta experiencia, esta lesión, le ha hecho darse cuenta de la suerte que ha tenido con las lesiones a lo largo de su carrera: han sido muy pocas, en efecto. 

Me parecía y un atleta excelente y un espectacular ganador. Pero esto suma ya un grado a su mérito: sabe mirar atrás y analizar con acierto. Se puede pensar que es lógico: sin esa actitud no estaría en lo más alto. Y lo es. Ahí está, sin embargo, escrita, su declaración, que tiene una gran sabiduría no solo deportiva. 
Me explico: al faltarle a alguien algo bueno, uno puede quejarse, o puede, sin dejar de dolerse por la pérdida, agradecer y sentirse afortunado por lo que hasta ese momento ha tenido. 

Eso mismo me comentaba un amigo hace pocos días: "Quizás no soy consciente de lo que tengo. Quizás sólo lo somos cuando lo perdemos". Lo más difícil de aprender es aprenderse a uno mismo.

El que lo decía -y me envió la noticia- es, además, un gran amante del tenis de Federer.
Casualidades aprovechadas.




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