Vive y haz vivir

Frente al contundente "Vive y deja vivir" de Schiller —ese genio alemán que, paradójicamente, vivió solamente 45 años— encontramos el igual de conmovedor "Vive y haz vivir" que vi en una bolsa de compra de una señora. 

El origen de las dos frases ya tiene su qué. Y lo mismo ocurre con la finalidad. Vamos a decir cuatro obviedades, por si ayudan a alguien. 

El "vive y deja vivir" suele usarse para pararle los pies a quien se mete donde uno considera que no debe meterse. Al que te censura sin tu permiso, "vive y deja vivir". Al que se preocupa en exceso por la moralidad de sus actos, "vive y deja vivir". Al que pretende imponer (¡así: imponer!) un criterio ético o del tipo que sea. No en vano Schiller estuvo a caballo del final del despotismo y los inicios de la revolución por la revolución en nombre de la libertad absoluta.

En cuanto al origen del "vive y haz vivir", se trata de una campaña de donación de sangre. Ni más ni menos. Da tu sangre, que harás vivir a otros. La finalidad está ya implícita (lo mismo que en el otro caso) en el empleo de esta frase. 

El primero es "déjame en paz". El segundo, una maravilla: el uso recortado para el buen márketing de una gran verdad. La frase entera sería algo así como "vive y haz vivir, a pesar de que para hacer vivir tengas que pasarlo mal a veces: piensa en los demás y no solo en ti, que eso te hará vivir más plenamente". Se entiende que no se escriba toda a frase...
Porque para sacarte sangre tienes que tener una buena, sin drogas ni demás tonterías. Y querer hacerlo. Y saber que lo haces por los demás. Y pasar un mal ratillo: el famoso pinchazo, y el leve malestar que produce que te quiten sangre, que luego se pretende compensar con un pequeño zumo y un croissant. 
Es un acierto de frase para esa campaña. 
Y para la vida misma. 

Vive y haz vivir, que solo así se vive. Estamos pensados para los demás, siendo nosotros mismos.
Vive y deja vivir. Bien, sí: viva la libertad, pero que no sea por comodidad; quien bien te quiere te hará sufrir. Tendrá que corregirte a veces. Pero es por ti. Eso mismo hay algunos padres que lo han olvidado ya. Y profesores y demás educadores. 



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