Estoy leyendo un libro...

Leedlas, bien juntas, en el título. 
Parecen ya palabras prohibidas, maldida sea.
Dicen que los adolescentes están naturalmente atraídos por lo subversivo y contracultural. Raro será si apenas saben lo que es cultural y legal. Pero, sea como fuera, lo cierto es que parece bien verdadero que parecen estar dominados por el espíritu de contradicción de modo habitual. 

¡Vete tú si será esa la mejor manera de conseguir que lean!
"Eh, jovenzulo, ¿te has enterado de que han prohibido leer Hamlet? Es un libro (¿qué será eso? habrá que ver si algún tiktoker o streamer o twitcher [?!] habla de ello). Lo escribió Shakespeare. Pues eso, que lo han prohibido". 

Ya. Es muy mala ficción, esta. 
Pero, a los padres y profesores que se quejan de que los adolescentes leen poco, preguntaríamos humildemente: ¿cuánto lees tú? Y también, ¿cuántas veces has hablado de un libro que estés leyendo de modo que a otro pueda intrigarle tu pasión hacia él? Ayer mismo me narraba un profesor el comentario de un chaval de dieciséis primaveras, a quien le había preguntado por un tercer maestro, de cultura clásica: "yo pensaba que iba a ser una bazofia, pero este profesor explica con gran pasión, y me ha llegado a gustar. Aquiles y los dioses...". Lección breve: el hombre capta lo bueno naturalmente. Y el joven es un chico de menos edad, no una planta o una piedra. (¿Será verdad que su inapetencia por la lectura es cosa nuestra?).

Rompo aquí una lanza por que hagamos un intento más, con la gracia que cada uno tenga, de recomendar (como se ha hecho siempre) lo que nos gusta. Todo. Y no solo vídeos. "Dime qué reenvías y te diré quién eres". No puede ser que un adulto se limite a reenviar cosas tontas todo el santo día: memes, stickers, vídeos de gatos y de trompazos sublimes de patosos extremos. 
Y añadiría que tampoco su contrario es sano. 
Y seguiría añadiendo que hay gente por este mundo de Dios que no envía nada nunca, y bien sana está. Y que sigan así. 
Es decir, que si uno está leyendo algo (libro, artículo, blog), y le gusta, que no se corte, y lo diga. Que así es como se hace con las canciones, y por eso llegan a ser virales. Y con las series, y idem.

Como colofón, celebrar de modo impersonal y online un hecho sublime del que he tenido conocimiento estos últimos días. Un profesor amigo mío ha puesto en marcha un librofórum. Van a leer "Un mundo feliz", de Huxley. Uno está ya comiéndoselo en inglés. Y, en tres semanas, a comentarlo juntos, después de comer rápido, "que si no no hay tiempo, que no hay mucho descanso". 
Envidia de la buena. 


PD: Estoy leyendo "Leonor de Aquitania", un libro de Régine Pernoud que jamás pensaría que iba a leer, pero que me parece impresionante: los casi 900 años que nos separan se esfuman gracias a su modo de describir a aquella increíble reina y su asombrosa época. Dicho queda. 


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