Sinner, cazado de noche (haciendo lo que hace de día: trabajar)


Hoy es el cumpleaños de Jannik Sinner. Veinticuatro nos cumple, el campeón. Y digo campeón porque lo es, de mentalidad y de hecho. Esquiando. En el fútbol, y, ahora, en el tenis. 
Tiene tantos grand slams como "n" en su nombre y apellido. Y más que vendrán: solo es coincidencia, por si alguien se lo preguntaba. 
Vamos a ser sinceros. Sin querer —he ido a mirar qué había hecho ayer en Cincinnati—, me he dado cuenta de esa feliz coincidencia de fechas. Después, sin necesidad de abandonar esa página, he visto una noticia destacada que ha cazado mi curiosidad: 
"Sinner cazado por la noche: no podían creer lo que veían". 
No sabía qué pensar, visto que está jugando un torneo. Y resulta —aquí está el vídeo— que, el campeón, tal cual acabó su penúltimo partido, comunicó a su entrenador la decisión de alquilar una pista para, de noche ya —a las 22:30—, dedicarse a perfeccionar su saque, que no había sido del todo bueno. 

Es su trabajo, sin duda. Pero esa mentalidad de mejora no la tiene todo el mundo. Solo los campeones. Alcaraz hizo otro tanto hace poco. Y Nadal, en sus días. Se dice que, cuando estaba con fiebre, iba a entrenar, porque era la situación más parecida a estar en el 5º set perdiendo un partido. 
Cómo son estos hombres, ¿eh?

No estoy de todo seguro de que puedan ser modelos en eso, pero, mutatis mutandis —haciendo unos cambios pertinentes entre sus acciones y las nuestras—, ¡qué narices!: ¿por qué no? Cada cual tiene su trabajo y su vida, y a veces nos empeñamos seriamente en sacar adelante un asunto, o a una persona. Hay, como se dice, mucho héroe sin capa: y uno se queda hasta las mil de la noche a hacer lo que nadie va a pagar; hay mucho marido y mujer que hacen el uno por el otro cosas insospechadas; hay mucho amigo que sacrifica su noche por otro; hay mucha persona que, por su pasión o sus seres queridos, hace cosas no comunes. Con cariño y por cariño. O por otros motivos no tan altos. 
Dime lo que amas y te diré qué eres capaz de hacer. 

Sea como fuere, es ejemplar y sirve para dar mérito a su empeño, que no es poco. No se juega así —dicho lisa y llanamente— entrenando unas bolitas. Cien saques, a esas horas, después de haber jugado. 
Bien merece ganar. 

¡Felicidades!
 
Y aquí, por si la pereza es suprema y no quieres salir de la web. 


PD: No voy a insistir en que Sinner entrena cuando no tiene esa pasión también: por eso es un campeón. Con ganas o sin ganas, o no ganas
 

Comentarios