Dios y la probabilidad

"Probablemente Dios no existe, así que disfruta de la vida". Eso dicen las pancartas que van a poner en algún que otro autobús en media España. Otra de las contradicciones de nuestra estimada sociedad: prohibido hablar de religión, eso es cosa de fuero interno; pero sí en el bus, a plena luz. Sin embargo, no me convence el lema que han elegido, sobre todo el "probablemente". Quizá es que no lo entiendo. Encuentro dos significados: "probable" como aquello demostrable; o, en un segundo sentido, como aquello que tal vez ocurre o no. Si hablamos de que es demostrable que Dios no existe, estamos ante una gran mentira: no es demostrable, porque sólo puede demostrarse la no existencia de lo que es ilógico y Dios, sea como sea, no es así. Por tanto, es una indecencia. Seguramente, con todo, se trata del segundo sentido. Y entonces es una indecencia y una imprudencia mayor aún: vive como si Dios no existiera, puesto que probablemente sea así. ¿Y si no es así? Ante este tema fundamental, que se haya en toda cultura desde que el hombre va a dos patas, parece una frivolidad hablar así. Aunque ya tiene su gracia que lo cuelguen en un bus: un tema tan serio tratado de modo tan banal. Yo, por mi parte, he encontrado un lema mejor: "Probablemente (en el primer sentido) Dios existe, así que disfruta de la vida": de la belleza de lo creado, de la amistad, del amor, del sexo (mi religión dice -sólo ella lo dice- que es cosa santa: soy católico) del trabajo bien hecho, de la música, del sacrificio por un bien altruista, y hasta de una muerte que da mayor plenitud a una vida plena... Y, si no, que le pregunten a Sócrates, a Platón, a Aristóteles, a Pasteur, a Pascal, a Newton, a Gaudí y un largo etcétera.

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