Vestirse sin disfrazarse

Paseando por una superficie comercial, se me ocurrió comentarle a un amigo que hay gente que se disfraza, en lugar de vestirse. (Sé que otros tal vez puedan pensar lo mismo al verme. Espero no darles motivos). "La ropa da igual", dicen algunos, simplificando demasiado el asunto. Cuando estaba en el colegio y tenía que decirle a alguien que se vistiera mejor, se lo decía. Algunos, cansados, respondían un rebeldísimo "oiga, si da igual...". A lo que sólo había que sumar: "pues si da igual, póntelo como te digo". Ya sabía el amigo que no da igual.
Bien, todo esto viene a la diferencia entre vestirse y disfrazarse. Comentamos con mi amigo que cuando un policía se viste de uniforme, se viste; y cuando uno que no es policía se enfunda un uniforme de poli, se disfraza. La Real Academia recoge el sentir de los siglos. Vestirse es "cubrir o adornar el cuerpo con ropa", entre otras acepciones. Y disfrazarse, que ya proviene de una etimología antigua discutida: desfrezar, disimular, desfigurar la forma natural de alguien o de algo para que no sea conocido. Eso es lo que ha hecho Miley Cyrus, según leí: como si tuviera 40. Y otros que parece que tengan 20, con sus 50 a las espaldas.
Sólo queda una pregunta, muy sensata: ¿acaso no puedo yo disfrazarme para ir a la universidad, o de fiesta? Claro: todo es lícito, aunque no todo conviene. Quizá los que habitualmente tienen que "desfigurar su forma natural" tiene cierto problema. Lo mismo digo para las cremitas y los potingues, que tanto mozos como mozas nos ponemos. "Entre poc i massa", se dice en catalán. El espejo insulta, pero sólo si le dejas.

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