La maestra calabaza


Hace un tiempo empecé a cuidar una calabacera. Hará cosa de dos semanas que empezó a salir la primera calabaza, evento que seguí con "gran" emoción y cuidado. Al cabo de una semana, la segunda, más pequeña en tamaño.


Pero ayer... Ayer, un niño cometió una tontería: se abalanzó sobre la calabacera y arrancó la calabaza grande. A mí -no diré que se me partió el corazón- me supo mal, porque le había dedicado tiempo y esperaba verla crecer.

Pero he sacado una lección de la maestra calabaza, que sirve para todos los educadores.Y he colocado su cadáver en un estante de mi habitación, a la vista, para que me recuerde su enseñanza. Es ésta: que los frutos viene cuando vienen, y que no hay que exigirlos antes de tiempo por ninguna razón, porque se estropea la planta. Y el fruto. La madurez tiene sus tiempos, y no es exigible siempre. Es progresiva. La diferencia con una planta es que la calabaza crece sin querer, y el hombre debe querer, o no crece.

Conclusión -clave para quienes nos dedicamos a intentar educar a personas libres-: cada cosa a su tiempo, y  con la libertad por delante, por detrás y por medio.

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