Perenne: antiguo y actual: clásico: universal: católico

Demasiadas palabras en el título. Y demasiados dos puntos. Pero, aunque no sea lo más habitual, están ahí por una razón: porque cuadran.
Ahí va una foto-metáfora.
Es la foto de pantalla de un iPhone 4, el mío. Muy útil. Y moderno. (Quizás moderno signifique habitualmente sólo útil... pero no de modo obligatorio. Se puede ser más cosas)
Era algo que había pensado hacía tiempo. Hace dos escasos días, hablando con un par de universitarios, volvió a salir a la luz. Llevar el evangelio, ¡y en latín, para más INRI (o freakez)!, es una imagen de lo que, por ejemplo, Juan Pablo II dijo en Madrid hace unos años, en 2003.
La Iglesia será siempre joven porque tiene en sí, gracias a Dios (literalmente), los valores perennes de la humanidad, los que jamás cambian, los clásicos y universales... los católicos: kata-holos, para todos.
Y será, en ocasiones, "vieja" porque los hombres solemos dar pena y quedarnos atrás a la hora de vivir como creemos. 
Bien, ¿y qué? También puedo rallar un Ferrari aparcándolo. Y es culpa mía, no del Ferrari. "Es malo para aparcar". No: eres tú malo aparcándolo.  
¡Hala!




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