Slow...

Me comentaba ayer un amigo que cierta furgoneta -negra, como la del Equipo A- corría como pocas, y que su conductor dominaba el asunto, y demás cosas por el estilo.
Y, habla que te habla, llegamos a la conclusión de que lo difícil no es correr, sino no correr. O sea, respetar las señales de tráfico: ir a 50 por la ciudad, a 80 por las rondas y a 120 por el autopista. O a menos, que esas velocidades son límites. Para eso hay que tener la virtud que más brilla hoy por su ausencia: la templanza. Sabiendo conducir y siendo capaz de correr, ir a la velocidad que toca. 
Personalmente, creo que, además de ser relajante, gasta uno menos gasolina, lo cual no va mal en estos tiempos de crisis.
Alma, calma.

PD: Parece que en América se está instalando el "slow food". Volvemos a dar importancia a poner las cosas en sus sitio y en su tiempo.

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