Hijos y padres de la cultura: YouTube & Co.


No hay semana en que no aparezca en los medios de comunicación alguna noticia escabrosa y desagradable sobre las TIC, sobre internet y sus múltiples hijos: un suicidio en directo, una violación, un hombre que provoca un ataque en el corazón a otro, etc.
También hay, lógicamente, acciones memorables y buenas, pero no suelen tener cabida en las portadas. 

Ante las primeras, cabe reaccionar de varias maneras. Una, muy lógica y numerosa, es la queja y el poner el grito en el cielo. "Mira cómo está el mundo. Mira lo que hacen (ellos)". Y similares. Sobre los adolescentes, otros tópicos: "son hijos de sus tiempos"... 

Pero hay que repensar la situación, por poco que sea. YouTube, y es sólo un ejemplo, muestra el porqué de modo clarísimo hasta en su marca. Resulta que empieza por You. Eres tú quien cuelga el material. No son otros. Eres tú. Tu hijo es, quizás, un afamado (o triste, más probablemente) youtuber. Quien más quien menos cuelga cosas. Somos responsables de lo que hay por ahí colgado O corresponsables. Y también de su auge: ¿no podemos no mirar lo que todos miran sin antes pensar que quizás conviene no darle fama a aquel vídeo lamentable? La 51ª (quincuagesimoprimera suena como muy difícil) página web más vista en el mundo es un portal de pornografía. Peor aún: 4 de las 100 más vistas en el mundo es pornografía.  Eso es lo que hay. Es cierto, también, que Wikipedia es mucho más consultada. Y que se llega a más cosas buenas que antes. 

Pienso que cada uno tiene que ser consciente de que un click da valor a una página, a un video. Y un "bloquear" lo quita. 
La popularidad y el dinero van unidos. Y nada más popular que el placer, en un siglo hedonista como el nuestro. 
Menos quejas y más actuaciones.

Digo todo esto porque he leído una cita que lo explica a las mil maravillas:
"Cada hombre está inmerso en una cultura, de ella depende y sobre ella influye. Él es al mismo tiempo hijo y padre de la cultura a la que pertenece. En cada expresión de su vida, lleva consigo algo que lo diferencia del resto de la creación: su constante apertura al misterio y su inagotable deseo de conocer. En consecuencia, toda cultura lleva impresa y deja entrever la tensión hacia una plenitud".
Es, ni más ni menos que la Fides et Ratio, esa encíclica sobre la Fe y la Razón (y demás hierbas) que Juan Pablo y su equipo escribió en 1998, y que recomiendo. 

De cada uno de nosotros depende qué futuro y qué presente vamos a tener en nuestra vida y en nuestras casas. Futuro y educación, qué gran pareja.

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