Dos éxitos de Pixar y la paradoja de lo humano: la superficie y lo profundo ("Soul" y Jazzear o "Tania y el sapo" y "Dig a little deeper")

En Navidad he podido ver dos (y más) películas muy interesantes. Una es "Soul", la última de Pixar. La vi, rara cosa, el día que la estrenaban. Me gustó, a pesar de los pesares. No sé si a los niños les pasará lo mismo. 
La otra, "Tiana y el sapo". Ni había oído su nombre. Es de 2009 y se convirtió, según tengo entendido, en la primera gran apuesta de John Lasseter —el rey midas de la animación— al tomar las riendas de Disney. Por lo visto le salió bien. 

Lo cierto es que me quedé con una cosa de cada película, pero ni por asomo las había unido. Ahora, unos días más, tarde, se me ha ocurrido que se trata de un buen ejemplo de por qué los seres humanos no somos contradictorio, sino paradójicos. 
Vamos por partes, que iremos mejor. 

De "Soul", me gustaron muchas cosas. 
Me encantó (y sorprendió su uso) la música: jazz. 
Y el título: se vuelve a hablar del alma: en el cartel mismo de la película: "todos tenemos un alma"... 
Y la figura del profesor que es el protagonista: conozco a personas así: inspiradoras. No quiero explicar gran cosa del filme. 
Pero me quedo con el uso del verbo "jazzear". No sé cómo lo deben de decir en inglés. Me gustó mucho el concepto. Sería, si no lo entendí mal, algo así como surfear en la vida. El jazz (y que nadie se me enfade si lo explico mal: así mismo se ve en la película) es una improvisación continua, pero no absoluta: hay unas claves que limitan. Mucha inventiva, mucho dejarse ir, mucho sentir la música... y todo dentro de unas coordenadas (las armonías) más bien abiertas. Un autopista ancha por donde correr, pero (o "y") con vallas. Jazzear consistiría en eso: en aplicar la forma de tocar jazz a la vida. Ojo con tener un objetivo demasiado unilateral y, por eso, equivocado en la vida. "No te me enredes o encalles en cada cosa problemática: fluye". Aplicado a las bicicletas de montaña y el descenso de trialeras: "no me frenes en cada raíz, que te matarás. Ahora bien, no dejes ir los frenos del todo, que llegarás al mismo lugar". Sobre eso y la educación ya se dijo algo por aquí. Jazzear: no quedarse en lo fijo, sino fijar la vista en lo parcialmente ilimitado que la vida ofrece: pensar fuera de la caja, ir más allá...

De "Tiana y el sapo", me gustaron también muchas cosas. Tantas, que estoy empezando a pensar que son dos películas más que paralelas. Y teniendo a Lasseter por medio, quién sabe. 
Por supuesto que la música, de nuevo. Apuesta arriesgada: no es clásica, sino —como dice Google— Jazz, blues, soul, gospel, R&B y zydeco. (¿Zydeco? Aquí, que todo se aprende). Algo más variado, vamos.
Los personajes son muy clásicos y arquetípicos. Pero, como me hizo notar un amigo, están presentados de manera magistral al principio de la película. Eso me gustó.
Esta sí es más para niños, opino. Y unas buenas caracajadas caben en las casi dos horas de película. 
Con lo que me quedé, a pesar de todo, fue con una canción. La canción. Aquella que explica la idea de la película. "Dig A Little Deeper", que puede —y debe— escucharse aquí. Cava un poco más profundo. Ahonda. No te quedes en la superficie. No surfees. No jazzees. ¿No es lo contrario? 
No. Es paradójico, eso sí. Es la cara b, como ya habíamos comentado. No te quedes en la apariencia, en lo superficial, porque eso importa muy poco... si no sabes qué hay en la profundidad de ti mismo y de los demás. Ojo —otra vez— con tener un objetivo demasiado unilateral y, por eso, equivocado en la vida.

Una vez más, los temas clásicos, que pueden mostrar la misma moneda en sus dos caras. 
¿Clásico? "Tiana y el sapo" está basada en un cuento muy antiguo, que contiene, como todos los cuentos, muchas lecciones no habladas, sino solo mostradas. Ese Wittgenstein. 
En cuanto a "Soul", es más abstracta en su mensaje, pero ahí está: la música como muestra de qué es el hombre: libertad y normas, normas libres, libertad normativa. Amor, vamos. 
Más clásicos que esos temas, no los hay.
Los dos muestran una lección que puede interesar mucho a los jóvenes de hoy día, tan acostumbrados a "jazzear" en apariencia. Les conviene ¡y mucho! aprender a cavar un poco antes de actuar. 
Antes de pasar el día como mariposas, de flor en flor. 
O de decidir en su vida de modo unilateral. 
O de dejar que otros decidan por ellos mismos. 
O tantas cosas de las que uno se aparta cuando es sincero y algo profundo en su vida: cuando se para y reflexiona. Ojalá no nos haga falta morirnos (como en "Soul") para hacerlo. 

Recomiendo ver las dos películas, obviamente. 
¡A jazzear y a cavar hondo: a disfrutar!

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