Releyendo La Odisea en 2025: Canto XVII (Los ofendiditos y la verdad, la prudencia discreta en Penélope, Odiseo y Telémaco, y la nobleza)

 
En el canto XVII, Telémaco vuelve a palacio, donde su madre Penélope lo recibe. Odiseo, por su parte, todavía disfrazado de mendigo, se dirige a su propia casa acompañado por su fiel porquero Eumeo. De camino, se cruzan con el cabrero Melantio, que trata con dureza, también física, al mendigo Odiseo. Ya en palacio, Telémaco da comida a su padre y le recomienda que pida más a los allí presente. Odiseo lo hace, y así observa los modales de cada cual. Antínoo les encabeza en mala educación y soberbia: lo insulta y golpea, cosa que provoca indignación en los demás. El canto acaba con la negativa de Odiseo a hablar con Penélope: ella le había enviado a Eumeo para comunicarle su preocupación y su voluntad de conversar y saber su historia. Habrá que esperar unos versos más. 

Hay en este capítulo varios temas en los que bien podemos pensar: las acciones y actitudes de los protagonistas son notables. Como siempre, nos basaremos en sus palabras.

El primero de los asuntos es, como se suele decir, de rabiosa actualidad. Telémaco nos muestra que a pesar de ser joven —unos veinte años tendría—, no está infectado por la tontería del hacerse el ofendidito. por cualquier motivo. Por sus palabras a Eumeo se sabe: 
A ti te ordeno que lleves al infeliz huésped a la población, a fin de que mendigue en ella para comer, y el que quiera le dará un mendrugo y una copa de vino, pues yo tengo el ánimo apesarado y no puedo hacerme cargo de todos los hombres. Y si el huésped se irritase mucho, peor para él; que a mí me gusta decir las verdades. 
La verdad debe ser dicha: esa es la premisa. Otra cosa es la manera. Dicen que la verdad engendra el odio (veritas parit odium), pero habría que dedicarle unas líneas que ya le dedicamos hace un tiempo
Las palabras de Telémaco recién citadas le parecen bien a Odiseo, evidentemente: que le hablen como corresponde a la realidad: al pan, pan; y al vino, vino. Da, además, la razón: ya tengo una edad. No estoy para que me hablen temiendo ofenderme a cada palabra:
—¡Amigo! También yo prefiero que no me detengan, pues más le conviene a un pobre mendigar la comida por la ciudad que por los campos. Me dará el que quiera. Por mi edad ya no estoy para quedarme en la majada y obedecer a un amo en todas las cosas que me ordene.
Por última vez, citemos a La Odisea para que los lloros nos den una breve lección. Telémaco, joven pero prudente en lo posible, ha aprendido —vete tú a saber si de su padre— que no siempre hay que llorar, y no de cualquier modo. Por eso le explica a su madre:
—¡Madre mía! Ya que me he salvado de una terrible muerte, no me incites a que llore, ni me conmuevas el corazón dentro del pecho; antes bien, vete con tus esclavas a lo alto de la casa, lávate, envuelve tu cuerpo en vestidos puros y haz voto de sacrificar a todos los dioses perfectas hecatombes, si Zeus permite que tenga cumplimiento la venganza.
Como segundo tema, hablemos de la prudencia encarnada en diversos personajes.
Avanzado el texto, Penélope, la discreta y prudente mujer de Odiseo, muestra por qué lo es. A las palabras de Telémaco, que le ordenaban irse a la habitación y arreglarse, narra La Odisea:
Así le dijo: y ninguna palabra voló de los labios de Penelopea.
Penélope calla no solo por ser obediente, sino porque es prudente: ajusta su actuación a lo que la razón le ordena, entendidas las circunstancias y el estado de la cosas.
Pero no es la única persona prudente: también Odiseo lo es, como muestra en su réplica a Eumeo, su fiel porquero:
—Entiendo, hágome cargo, lo mandas a quien te comprende. Vamos, pues, y guíame hasta que lleguemos. Y si has cortado algún bastón, dámelo para apoyarme; que os oigo decir que la senda es muy resbaladiza.
Odiseo es prudente por dos cosas, como mínimo —y son las mismas que hacen de Penélope una mujer prudente—: porque escucha para entender, y porque actúa en consecuencia. Sabe escuchar a los que con él están, y, por eso mismo, adapta su conducta, y pide un bastón: "Allá donde fueras, haz lo que vieras". Es un refrán y, por eso mismo, está cargado de sabiduría popular: es prudente actuar como los demás, como primera aproximación, una vez observada esa actuación en los demás. Lo mejor será entender el porqué de su actuar, evidentemente.

Avanzado el canto, Odiseo tiene otra ocasión para la prudencia, unida con la fortaleza. El cabrero Melantio, maleducado como pocos, le trata mal:
Así dijo, y, acercándose, dióle una coz en la cadera, locamente; pero no le pudo arrojar del camino, sino que el héroe permaneció muy firme. Entonces se le ocurrió a Odiseo acometerle y quitarle la vida con el palo, o levantarlo un poco y estrellarle la cabeza contra el suelo. Mas al fin sufrió el ultraje y contuvo la cólera en su corazón.
Odiseo nota crecer en su interior un enfado lógico. Con la fuerza de su brazo —y el palo del pobre cabrero– podría partirle la cabeza. Pero hay otro tipo de fuerza, la del carácter. Odiseo es fuerte de ese modo también y sabe controlarse: podría matarlo, pero entiende que, a pesar de su ira, no conviene hacerlo. Su razón le ha llevado a lo conveniente, y ajusta su conducta a su juicio racional sobre su circunstancia. Actúa bien: prudente y fuertemente, virtuosamente.
Ese ataque propiciará, al final del canto, que Odiseo vuelva a mostrarse bien prudente, al rechazar entrevistarse con Penélope: no está el horno para bollos, no está la situación en su punto más adecuado. Parecería una provocación a los pretendientes acercarse a la reina. Así que lo deja para más adelante.

(Añadiremos, entre paréntesis porque no hemos acabado aún con la prudencia, un detalle simpático por parte de Homero. Argos, el fiel perro de Odiseo, le reconoce al llegar. Sin embargo, es lo último que hace antes de morir, veinte años después. Su amo tendrá que disimular una lágrima más). 

Turno ahora para Telémaco, que da otra lección sobre prudencia al lector. 
Ya en palacio, el vagabundo Odiseo va a ejercer de pedigüeño. El primero en darle comida es él mismo, pero después le insta a proceder igual:
—Dáselo al forastero y mándale que pida a todos los pretendientes, acercándose a ellos; que al que está necesitado no le conviene ser vergonzoso. 
Lección directa, breve y buena: si no tienes, pide. No conviene dejarse llevar por la vergüenza. No es pequeña, esta lección sobre el carácter. Lo normal es carecer de ciertas cosas o habilidades: para eso están los demás (y el aprender, sin duda). El disimulo es uno de los mayores daños en la vida de las personas. Homero lo tiene claro: no conviene ser vergonzoso... y no darse a conocer. Si no tienes, pide. Sin líos.

El tercer gran tema lo encontramos hacia el final del canto: la naturaleza de nobleza del carácter y el modo de desarrollarse en las personas.
No es lo mismo, ya lo sabemos, la nobleza de carácter y de capital económico, por mucho que Nietzsche se empeñe. Puede que, como él comenta en su obra, al inicio algunos estuvieran confundidos... Pero este texto de La Odisea le lleva la contraria desde el VIII a.C. Sospecho que habría más gente que no estaría de acuerdo con el pensador del bigote y el cabreo constante. Así, Eumeo, porquero fidelísimo, le suelta una gran verdad a Antínoo, maleducado en toda regla:
—¡Antínoo! No hablas bien aunque seas noble. 
Queda clara, en un solo verso, que son dos cosas diferentes. 
Sigue su discurso:
Siempre has sido el más áspero de todos los pretendientes para los esclavos de Odiseo y en especial para mí; aunque no por ello he de resentirme, mientras me vivan en el palacio la discreta Penelopea y Telémaco, semejante a un dios. 
Es "resentimiento" —en francés, para más señas: réssentiment— la palabra que Nietzsche usa hasta el desgaste. Seguramente estaremos forzando el texto al asegurar que Eumeo parece haberle comprendido y desmentido: puede uno centrarse en su camino y obviar a los perros, sin dar a sus ladridos la importancia que no tienen. Antínoo no es más que un pobre hombre que solo sabe molestar. Eumeo ha elegido bien. 

Todas estas son acciones que pueden aprovecharnos, bien pensadas. Bravo por Homero


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